Fusagasugá, noviembre 17 de 2008
El Andarín, Caminando la Palabra con
La Minga Nacional de Resistencia Indígena y Popular
El Andarín ha estado presente desde que inició La Minga de Resistencia Social y Comunitaria participando y acompañando este proceso que le da continuidad a las movilizaciones anteriores como la del año 2.004 cuando más de 60.000 indígenas Caminaron la Palabra hasta la ciudad de Cali y que siguió con La Consulta del TLC en el 2005, La Cumbre Itinerante en el 2006 y la Visita por el país que Queremos en el 2007, también llamada: Movilización por la Dignidad desde la Indignación.
Ahora, desde La Minga y con La Minga, El Kolectivo de Komunikación Popular El Andarín intentará, desde el relato de una de sus Andarinas, hacer un resumen de lo que ha pasado durante el Caminar de la Palabra que desde el 10 de noviembre emprendió un nuevo rumbo hacia la ciudad de Bogotá.
La Minga es un Carnaval de la Alegría.
La Minga ha caminado por distintos lugares. Se recorrió la ciudad de Cali, Palmira, Armenia, Ibagué, Chicoral y ahora estamos en Fusa. Creo que es importante rescatar que en cada uno de estos lugares se han presentado algunas situaciones que para algunos medios no son importantes pero que desde El Andarín rescatamos porque hacen parte de la cotidianidad de La Minga, de esa parte humana, bonita, que hace que uno siga aquí.
En Cali La Minga se concentró nuevamente desde el 9 de noviembre en territorio Univalluno. Allí hubo lugar para un encuentro entre un grupo de estudiantes de Psicopedagogía de la Universidad Pedagógica Nacional con una de las experiencias de educación del CRIC, como es la Universidad Autónoma Indígena Intercultural que también está participando en La Minga. Al siguiente día, salieron poco más de 1.000 indígenas con toda la fuerza y energía puesta en recorrer cada ciudad y conversar con diferentes sectores y organizaciones sociales para la construcción de una agenda común que posibilite la participación de todxs*. Esperábamos una mayor participación de organizaciones sociales y especialmente de estudiantes de Univalle, tanto en la Marcha como en la construcción de dicha agenda, pero la verdad fueron muy pocxs lxs que estuvieron allí. El recorrido fue por toda la calle 5, una de las principales vías de la ciudad, hasta cerca de la terminal; lugar donde la Guardia Indígena se logró percatar que desde un carro particular estaban tomando fotos a La Minga. Se trataba de agentes de policía judicial (Sijín) a quienes se les decomisó la cámara para borrar dichas fotos. Luego se les devolvió. Así transcurrió La Minga en Cali, donde muy poca gente salió a saludar pero quien salió lo hizo con mucho entusiasmo; animando y dando aliento a Lxs Marchantes que seguimos nuestro recorrido hacia la ciudad de Palmira en chivas, camiones y hasta una tractomula.
En Palmira el encuentro con los corteros de caña fue bellísimo, además de los abrazos y la alegría por compartir una misma lucha, se intercambiaron machetes por símbolos del CRIC, como si así se unieran para ser uno sólo. Se encontraron desde las tristezas pero también desde la alegría. Allí, en medio de la música, el guarapo, la chicha, el chirrincho, hablaron de sus problemas, sus propuestas, sus sueños y esperanzas. Los corteros reconocieron en el movimiento indígena una fuerza que los contagia, los llena de vida, los impulsa a seguir resistiendo a pesar de las innumerables dificultades. Aunque La Minga pasó por Palmira y por el ingenio Manuelita, aún continúa allí, viva en el recuerdo, en los ojos y las manos de los corteros, en las acciones con las que defienden una Vida Digna para ellos, sus familias y el resto del país.
En Armenia fueron muchas las organizaciones sociales que acompañaron el Caminar de La Minga. Sindicatos, estudiantes, trabajadores dieron la bienvenida a los más de tres mil indígenas que hasta ese entonces recorrían el país.
La solidaridad, la unidad y la reciprocidad que caracterizan a La Minga en su totalidad se vieron reflejadas en cada uno de los hombres y mujeres que aplaudían al ver el paso no sólo de los indígenas sino también de otros sectores populares que se han articulado.
En Ibagué la situación estuvo algo complicada. Desde antes de la llegada se sabía que el presidente no autorizaba el paso de La Minga por esa ciudad. Sin embargo, La Minga continúo su Caminar. Ni los carabineros, ni el ejército, ni el ESMAD pudieron retener a las más de 6000 personas que allí se encontraban. Para mí, particularmente, fue muy lindo ver La Guardia, Los Mayores, Los Médicos Tradicionales romper la barricada que los carabineros impusieron, tanto que me metí y me gané más de una empujada pero yo también empujé. Salí corriendo por una especie de barranco que nos separaba de la vía, el viento golpeaba fuerte pero se sentía mientras corría un aire de libertad, ustedes podrán entender desde lo simbólico lo que quiero decir. Con la cámara fotográfica gravé algunos segundos de video a ver si se puede rotar. La fuerza pública agredió a muchxs compañerxs, entre ellxs a la Consejera Mayor Aida Quilcué. Los ánimos se calentaron. Muchxs indígenas después que todo había pasado iban sacando poco a poco las piedras de sus mochilas, algunos incluso intentaron sacar los machetes que habían recibido de los corteros de caña para defenderse, pero la guardia controló y calmó mucho. Yo creo que las cosas no llegaron a ser más graves, primero porque quedaron represados muchos buses y carros desde donde la gente podía observar lo que pasaba, también era un lugar donde había muchas casas, incluso algunas personas habitantes del sector salieron a apoyar, a acompañar hasta que dejaron continuar La Minga. Cuando por fin se pudo entrar, se empezó a recorrer la ciudad. Sin embargo, la policía quería que La Minga recorriera lugares desiertos, solos, donde nadie escuchara ni viera la fuerza de quienes iban marchando, de sus demandas y propuestas. La misma gente, los ibaguereños llamaron la atención de La Minga para que no marchara por donde la fuerza pública proponía. Fue entonces cuando La Minga recorrió el centro de la ciudad, lo llenó de voces de resistencia, de ¡¡¡Guardia, Guardia, Fuerza, Fuerza por mi Raza por mi Tierra!!! De bastones de mando. De sonrisas. De jóvenes, niñxs, mujeres, hombres. De miradas llenas de esperanza y agradecimiento. La Minga pasó y se quedó en Ibagué a pesar de todos los obstáculos, de todas las mentiras sobre lo peligroso que era para la ciudad. Una vez más, quedó demostrado que La Minga continuará caminando por el país; por el mundo, a pesar de la represión, la estigmatización y el autoritarismo disfrazado.
En Chicoral también se presentaron muchos problemas. La estigmatización llegó a los límites, la policía salía con megáfonos a hablar mal de La Minga, del peligro que representaba para lxs habitantes socializar con Lxs Minguerxs. Cuando recién se llegó a Chicoral el lugar asignado por la institucionalidad fue una invasión donde no existía ninguna garantía para que La Minga se quedara los dos días que se había propuesto. Después de innumerables gestiones se cambió a un lugar cercano de allí. Finalmente, pasamos la vía y nos ubicamos en un lugar que, si bien tenía muchas dificultades como el no acceso a baños, agua, sitios para acampar, lxs Minguerxs no se arrugaron ante nada; machete en mano empezaron a rozar*, a compartir con la comunidad, a pedirles el baño prestado, el lavadero... y así, de favor en favor, intercambiaron sus problemas, sus necesidades, sus sentires y pensares, pero también el baile, la chicha y el chirrincho.
En Fusa el recibimiento fue multitudinario y para mí el más bonito hasta el momento. Cientos de personas, entre ellos estudiantes, salieron al encuentro de La Minga, a compartir sus abrazos, a unir sus voces. Se hizo un recorrido por el centro y la gente de los negocios no cerró en ningún momento sus puertas. En medio del recorrido iban fluyendo los cantos: "Y dónde está Uribe, Uribe no está aquí, Uribe está vendiendo lo que queda del país", "Uribe no quería que viniéramos acá, porque defendemos nuestra dignidad", "Estamos caminando y vamos a marchar, defendiendo los derechos no nos vamos a cansar", entre otras que ahora no recuerdo.
Cabe aclarar que durante todo el recorrido de La Minga se han presentado problemas para el ingreso y el hospedaje pero todo se ha ido solucionando gracias al apoyo y la colaboración de las organizaciones que desde cada ciudad se han unido. El apoyo de la gente no se ha hecho esperar. Al paso de la caravana de chivas, camiones, mulas, la gente ha salido a aplaudir, a saludar, a regalar alimentos, a dar fuerza y a agradecer porque La Minga representa a todxs lxs excluidxs del país. Por cierto, a la mula en la que nos fuimos de Cali a Palmira la chapiaron con el nombre de "El Gusano", a otra con "La Huesuda". Aquí hay tiempo también para eso. En medio del cansancio, las dificultades, el hambre, el no poderse bañar, la perdida de las maletas, La Minga es un Carnaval de la Alegría. A pesar de todos esos problemas cotidianos, estamos felices, contentos.
Ahora hay muchas dificultades para llegar a Bogotá, pues las directivas de la Universidad Nacional no quieren que La Minga llegue a su territorio. La Minga pensaba llegar a otros lugares pero no existen las condiciones para salir, por eso estaremos aquí en la Universidad de Cundinamarca hasta el martes en la mañana cuando La Minga continuará su Caminar. Aquí han salido chivas en caravana a recorrer las calles en busca de alimentos y se ha visto el apoyo y la solidaridad de las personas con ella.
POR UNA VIDA DIGNA... UNETE A LA MINGA
Andarina Komunikadora
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*Hacemos uso de la X en las palabras que hacen referencia a mujeres y hombres como una forma de inclusión de género.
*Cortar el pasto alto.
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